martes, 5 de agosto de 2008

Serpientes


Debido a que las serpientes no poseen garras para sujetar a su víctima e irla engullendo lentamente deben tragársela entera. De ahí el hecho de que sean unos animales de metabolismo muy lento cuya digestión puede durar de días a meses. La clave de la digestión de las serpientes reside en sus jugos gástricos y en su veneno en el caso de las serpientes venenosas. Los jugos gástricos de las serpientes poseen un PH extremadamente ácido de modo que son tan potentes que les permiten digerir incluso los huesos. Las serpientes venenosas se valen además de su veneno como complemento de la digestión ya que éste les permite romper los tejidos antes de que actúen los jugos gástricos.

El metabolismo de las serpientes es tan lento, que se alimentan con muy poca frecuencia: dependiendo de la edad, de la temperatura ambientas y del tamaño de la presa ingerida, se alimentan cada 15 días o cada mes, llegando a observarse serpientes de gran tamaño como las anacondas las cuales se alimentan cada 3 o 4 meses. La dieta de las distintas especies es relativamente variada, en su mayoría son carnívoras y deben acechar, matar e ingerir a su presa recién muerta. Gran parte de las serpientes se alimentan de animales de sangre caliente, principalmente roedores y aves pequeñas, mientras que otras comen ranas, insectos e incluso otras serpientes. Algunas especies basan su alimentación en huevos de aves y reptiles. Como todos los reptiles los ofidios mudan de piel periódicamente proceso conocido como ecdisis. En las que son venenosas, sus venenos proceden de la secreción de unas glándulas salivales modificadas. La composición del veneno depende de la especie, pero su ingrediente principal son proteínas específicas y en muy bajo porcentaje por compuestos no proteicos. Los tipos de venenos de las serpientes son de dos tipos: los protelíticos y los neurotóxicos. Los proteolíticos actúan directamente sobre las proteínas presentes en las células destruyéndolas de forma casi inmediata, dependiendo del lugar donde sean inyectados; mientras que los neurotóxicos producen fallos pulmonares y cardiacos al actuar sobre los neuroreceptores. La Toxicología es la ciencia que estudia los venenos de serpiente y los posibles beneficios y usos que éstos pueden tener en la sociedad. Por otro parte diseñan también sueros antiviperinos, que actúan contra los venenos de la gran mayoría de las serpientes venenosas del planeta.

En algunas culturas como la egipcia, las serpientes eran consideradas animales sagrados, apareciendo esculpidas en báculos y ornamentos reales como símbolo de grandeza. Pueblos orientales como China y Japón, así como diversas culturas como los mayas, aztecas e incas, divinizaban también a este animal haciendo de ella un personaje central en sus ritos y ceremonias religiosas. La religión judaica fue la primera en expresar abiertamente su rechazo a las serpientes, identificándolas como símbolo del mal. Sin embargo, ni todas las serpientes son venenosas ni atacan sin ningún motivo, sólo recurriendo al ataque cuando se son molestadas.

Por otro lado, además, debido a que para algunas de ellas su dieta se basa principalmente en pequeños roedores, son de utilidad para controlar el crecimiento desmesurado de su población. Las serpientes son animales vertebrados pertenecientes a la clase de los reptiles o reptilia, del tipo cordados. Los reptiles hicieron su aparición en el período carbonífero de la era Paleozoica, es decir hace aproximadamente 280 millones de años; posteriormente en el Cretáceo superior, hace 135 millones de años, aparecen los primeros ofidios, orden que agrupa a todas las serpientes existentes sobre la tierra. De modo que como vemos se trata de animales que habitan la faz de la Tierra desde hace muchos millones de años.
Existen alrededor de 2.600 especies de serpientes, cuya longitud varía desde unos pocos centímetros hasta cerca de 10 m. Ocupan distintos hábitats en todos los continentes, incluso en regiones frías, exceptuando la Antártida. Las serpientes se dividen en dos grandes grupos, muy desiguales en lo que respecta al número de especies: los escolecofidios, con cerca de 260 especies, y los aletinofidios con más de 2.400. Los escolecofidios son serpientes pequeñas, por lo que se denominan serpientes enanas. Carecen de veneno y su distribución se limita a los países tropicales y a climas cálidos. Son de hábitos excavadores y se parecen a los gusanos de tierra; tienen muy mala vista y se alimentan de presas pequeñas que viven dentro de la tierra. Los aletinofidios comprenden serpientes de todas las tallas, desde los 20 centímetros a los 10 metros, adaptadas a los más diversos modos de vida: terrestres, acuáticas, arborícolas y excavadoras. Se caracterizan por poder engullir presas de tamaño mucho mayor al de ellas mismas; a diferencia de los escolecofidios, las dos mandíbulas son diferentes entre sí y pueden separarse. Los reptiles son animales de sangre fría (poiquilotermos); ello significa que dependen del medio exterior para regular su temperatura, careciendo de mecanismos internos. Más concretamente se trata de animales ectotermos porque su temperatura interior depende de la del medio externo, y heterotermos, porque ésta varía según la temperatura ambiental. Los reptiles tienen en general una tasa metabólica baja y una superficie corporal relativamente grande en comparación con su volumen, lo cual les permite absorber o perder calor de forma rápida.